Réplicas y Congruencias

En este sitio se admiten réplicas y se buscan congruencias. Al menos convergencias, acercamientos, proximidades, pero tampoco se rehúye la discrepancia, la confrontación de ideas, o la defensa de ellas.

“En otros siglos pudo ser pecado –dice Francisco de Quevedo en 1638- / el estudio severo y la verdad desnuda / y romper el silencio el bien hablado”

Las experiencias que cada persona tiene son la manifestación de singularidades, dadas por la particular conformación cultural de cada uno; sin embargo estas singularidades conducen a los universales, a la generalización, y de ahí las concepciones del mundo que cada quien puede tener. Algunas más conservadoras, otras, posiblemente utópicas; mas de estas interrogaciones y reflexiones, se logran las síntesis que la lógica dialéctica ofrece.

Este es un sitio para presentar nuevas ideas de viejos pensadores y pensadores modernos con ideas viejas. Una tentativa de abrir los ojos y escuchar, para encontrar salidas a los dilemas y paradojas que presenta la actividad cotidiana de cada uno. En este caso la educación, es nuestra preocupación, pero no la única. Son intentos de volar, de abrir horizontes que nos lleven a otros rumbos, es la aceptación de la otredad con la que construyo mi propia mismidad y sin la cual yo mismo no existo. Esto no debe interpretarse como aceptación de cualquier postura, teoría o concepción de las cosas, pero si de una aceptación de oírlas, discutirlas, y tal vez encontrar soluciones a los problemas que nos aquejan.

Es una preocupación por el qué hacer con el quehacer docente.

La preocupación por la didáctica, la pedagogía y la educación.

Francisco Hernández

Profesor

miércoles, 16 de septiembre de 2009

La paradoja de la educación

Se dice que las paradojas son, a menudo, el camino más corto hacia una verdad incógnita. Es cierto, que al buscar la explicación de una paradoja, se descubre que hay una verdad que no había sido considerada. Esa verdad incógnita produce el efecto de la paradoja. Realmente las paradojas, racionalmente hablando, no existen, sólo se trata de un dato que no se menciona, el que produce el efecto paradojal.

El siguiente fragmento de un texto de Franz Kafka, maestro en el arte de la paradoja y la parábola, nos ilustra paradojalmente de cómo ocurren las cosas entre los humanos:

"Siendo así las cosas, no hace falta sentirse ansioso acerca del porvenir; al contrario, el conocimiento humano crece incesantemente, el arte de la construcción ha progresado, progresa y progresará aún más (…) Entonces, ¿por qué apurarse? ¿Por qué esforzar hasta sus extremos las actuales capacidades? Esto tendría algún sentido si al menos resultara probable que la construcción de la Torre fuese terminada en el lapso de una generación. Pero tal posibilidad supera toda esperanza. Lo más probable es que la generación siguiente, con sus conocimientos perfeccionados, encuentre malo el trabajo de sus predecesores y demuela lo que fue construido, para volver a empezarlo. (…) Cada nación exigía para sí los albergues más hermosos, lo cual daba origen a conflictos que degeneraban en sangrientas disputas (…) Así fueron los años de la primera generación, y ninguna de las que siguieron mostró la menor diferencia con ella; salvo en el hecho de que la habilidad técnica crecía, y con ella aumentaban las oportunidades de conflicto.

A todo esto hay que agregar que la segunda o tercera generación ya había reconocido la insensatez del proyecto de erigir una torre que alcanzara el cielo; pero para entonces todos estaban demasiado complicados en el asunto como para desistir de él."

(Fragmento de la Construcción de la Torre de Babel)

En educación suele ocurrir que olvidemos los fines de ella, y se comience una discusión interminable sobre los resultados, que no se corresponden con las estimaciones esperadas. Mas si no tenemos presentes los propósitos y fines que se persiguen, nunca podremos tener metas reales que alcanzar.

A lo sumo, arbitrariamente fijaremos criterios y parámetros para medir resultados que no tienen concordancia con el real fin de la educación como función social.

En algunos casos puede haber fines inconfesables, o que se encuentran de manera tácita, e incógnita, generando ese efecto paradojal, pero bastará descubrir y hacer explícito ese elemento faltante para volver las cosas a su lugar.

La educación es definida, en general, por muchos autores como: el desarrollo, o perfeccionamiento, de las facultades y aptitudes de las personas. También se incluye, en esas definiciones el instruir sobre determinados usos y procedimientos, o el dirigir los comportamientos de acuerdo a ciertos valores socialmente aceptados, y más corrientemente, enseñar habilidades sociales, físicas, intelectuales, emocionales, etc. Existen muchas definiciones, pero casi todas consideran esos aspectos mencionados.

Si se parte de esos conceptos, se puede extraer de ellos, algunas conclusiones primarias para iniciar el análisis. Es obvio que es una función social necesaria. La pregunta: ¿necesaria para qué? La respuesta simple: para mantener y desarrollar esa misma sociedad que se propone la tarea. No podría pensarse que una sociedad quiera destruirse, conscientemente, a sí misma. La perplejidad surge cuando agregamos ¿y cómo se produce el cambio entonces?

Damos por correcto que todo cambia: desaparece una estrella, nace una flor, se erosiona la roca, envejecemos, etc. La pregunta que sigue a continuación ¿La educación posibilita el cambio? y ¿Qué tipo de cambio es posible? Porque de no darse el cambio en la escuela, como institución social educativa, esta sería una organización que actuaría contra los principios naturales. Por tanto hay un cambio que se da dentro de lo natural, que es crecimiento y desarrollo, tanto social como individual.

Pero hay otro cambio que tiene que ver con las bases estructurales mismas del sistema social y ese no ocurre en la escuela. ¿Pero donde aprenden a leer los que cambiarán el mundo? ¿Dónde se enteran que hay otras posibilidades? ¿Dónde desarrollan las habilidades para interpretar la realidad, comprenderla y cambiarla?

En la escuela, entre otras organizaciones sociales, se puede comprender el cambio, pero lo que se reproduce es el sistema. En realidad se reproduce la cultura y esta incluye las formas de entender el modo de producir de la sociedad, los caminos y los avatares del poder, y todo el aparataje orgánico de ella.

La escuela en particular es una institución que instruye y forma de manera desigual a las personas; unos adquieren el dominio y otros aprenden a ser dominados.

Es paradojal que se requiera reproducir y mantener el resultado de la actividad social, pero a la vez se solicite el cambio, la innovación que el desarrollo exige, lo que determina la diferencia es en el agregado que el desarrollo exige, pues eso nos indica que se está hablando de un mismo cuerpo social que se desarrolla, no que cambia.

Si se piensa, de forma simple, que todas las cosas tienen un comienzo, un desarrollo y un término, se concluye que no es el sistema el que se pide cambiar, sino un cambio para desarrollar el mismo. Como dice Giuseppe Tomasi di Lampedusa, en el Gatopardo: que todo cambie para que todo siga igual. Es paradojal.

El proyecto educativo es una torre que llegará al cielo, no obstante el cielo no esta definido, no sabemos dónde está y, por tanto, no sabemos cuán alta tendrá que ser la torre, ni cuánto tardaremos en llegar.

La educación se inicia con la necesidad de preparar a los descendientes para sobrevivir, estos aprenden lo que la generación anterior creó. Pero de una manera activa, lo someten a críticas, lo reflexionan, lo aplican, lo corrigen, lo alteran…y crean nuevo conocimiento.

También es paradojal que la dirección administrativa de un colegio, reduzca lo nuevo, incierto y complejo a una combinación segura de verdades antiguas y ciertas sobre los procesos de la enseñanza. La complejidad de la educación, conceptual, ética y políticamente apenas si se ha escudriñado en algunos estudios pedagógicos, sin embargo, parece que estos aspectos son vitales para el análisis de la educación.

Muchas veces se resuelven los problemas existentes con asistencia técnica, pero se olvida que sus respuestas están limitadas, ideológicamente, por lo que, la propia administración, define como "el problema", de otro modo no son aceptables, aunque técnicamente sean superiores. (Apple, 1986)

La verdadera educación consiste en desentrañar las paradojas de este mundo humano. Hacer consciencia sobre las paradojas para enseñar a pensar y motivar el pensamiento. Trasmitir el conocimiento anterior y desarrollar las habilidades para cambiar y crear, gestionar y crecer

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